
LOS DESACIERTOS Y FALLAS EN “TROMBA DEL ABISMO” DE OSCAR AMAYA ARMIJO. POR OSCAR SIERRA PANDOLFI.
26/03/2025
LOS DESACIERTOS Y FALLAS EN “TROMBA DEL ABISMO” DE OSCAR AMAYA ARMIJO
I PARTE
Oscar Fernando Sierra Pandolfi (del libro “de Sobras y más sobras”. 2024).
El tiempo de la eternidad o la brevedad en su síntesis existencial se asoma a pujones, con alardes, mugidos de un supuesto poeta que pretende ser poeta. De algún modo, trata de hacer un recorrido fenomenológico a la conciencia humana, desde una repetición de lo ya dicho y hecho, casi con una especie de optimismo estilo Dale Carnegie. En ocasiones, el pesimismo surge con problemas igualmente graves en la construcción de una imagen original. No llega al vertido poético, no es crucial y es impreciso en el lenguaje, más que ello, busca la actitud amanerada y ontológica de la naturaleza, lo bucólico, y el estampismo de la naturaleza, es poesía de pastorcillos, no logra la sonoridad que debe universalizar el poema, porque se nota el esfuerzo a empujones, que hace al momento del acto creador, y el verso luce forzado, repetitivo, se reitera en las obras anteriores de Oscar Amaya Armijo.
Cada verso se esculpe y talla con debilidad imaginativa tras la ambigüedad retórica gastada que trasluce artificioso y superficial, aunque coquetea con ciertas figuras que podrian tener uno que otro merito, contrario a ello, la permanencia en la eventualidad infinita del “estar en sí”, que disloca el ser, y de alguna forma maquilla la palabra, la acartona.
Cuando sigue tratando su filosofo- poética, eslabona siempre reflexiones que desplazan al poema a una singlatura desfasada, y desactualizada de la poesía contemporánea, ya que el sujeto-pretende ser poeta, entonces, sobre el mismo mundo o mundanidad de E. Said, aunque se desplome de la navegación fortuita de la “Panta Rei” (Πάντα ῥεῖ) "Τodo fluye" :
Curtida de pájaros, (ya se dijo en otros autores)
ahora vives como Diosa del bosque.
Bucólico, y sigue escribiendo de hace 2000 años.
Con la hojarasca ceñida a la hierbabuena de tus pies,
Flojedad fortuita, nos hace creer que es poesía, cuando en la estructura tensiva, abona la función poética de Jakobson, pero, no es una construcción poética, en el sentido constitutivo de la estructura.
Acunadas las lunas en tu mirada.
Una imagen que se dio en la poesía española a principios del siglo XX, es repetidor o un imitador de gran valía.
Allí en las aguas de los ríos
te susurran las siemprevivas.
El verso, mantiene poca fuerza. Facilona, no innova, no
El desplome interiorista no sale a flote que, como el efecto de un fenómeno tectónico, no provoca un movimiento en el alma, y se queda enmarcada en los viejos conceptos de poesía para lograr esparcir imágenes que dejan huellas en la memoria, para soslayar que se trata de un texto que no tiene el pulso, ni el kilataje de llegar a poseer el concepto de poesía en términos del siglo XXI.
El juego luce hueco, juguetón, pintoresco, Amaya Armijo, aprendió a escribir poesía en el nivel de un párvulo, a pesar de su edad. La poesía de Tromba del abismo, tiene el escareo en vaivén, que va entre poesía y filosofía, entre sinestesia y que provoca la sonoridad a penas en la superficie, porque es verso llano, plano, poco trabajado y su liviandad se emparenta en la estación intensiva del verso automático, aparentemente han guardado reposo, pero no pulimento. Esa variable del leitmotiv en toda la globalidad poética de Oscar Amaya Armijo, en el trabajo que nos ocupa:
Sentado en mi floresta
Me recuerda a Jacobo Cárcamo.
Mis ramas responden a mi savia
Verso infantil, inmaduro, en proceso de automatismo, sosegado de creación, y carece de potencia rítmica.
O a la clorofila de mis pedúnculos
Sigue manejando y repitiendo los campos semánticos de la naturaleza, podría ser que sigue en la mirada de los filósofos de la naturaleza, lo que implica que no superaron a los materialistas, a los científicos, a los teóricos. Sigue en la bruma de un verso anquilosado, en uso doméstico.
Pordiosero al nomas reír
Cuando se marcha la hojarasca del suelo
Allá va a la deriva como una barcaza en la tormenta
De estirpe nómada mi polen
Que esculpe el tiempo en mis cortezas
Dicha juntura desde la visión metafísica renueva el espíritu, pero no define la cadencia de un estilo que podría fluir por sí mismo, desde las profundidades del ser, cae en el artificio, apenas un vago flash surrealista.
“Tromba del Abismo” se deja derribar por la construcción repetitiva, desde el inicio, la estructuración se vuelve una rueda dentada sin fin, ese fluir deviene de esa idea de Heráclito, nadie nada dos veces la misma corriente, pero Amaya Armijo, se entrama en la mismisidad, como que no hay dialéctica en su pensamiento, y el vaivén de la tromba va hacia el mar de la naturaleza. Ante ello, sostiene el fragmento aunado a otro fragmento, que en cierta manera, es una constante que hace fluir y surge la armazón de una obra poética, que hace le hace falta grandes piezas, y la escasez de talento, aunque el estrato lingüístico, nos lleve a la retórica, y nos convenza con sus palabrejas trasmutadas en falsa poesía.
Según Blanchot, se puede decir que hay cuatro tipos de fragmento: [1]1) El fragmento que no es sino un momento dialéctico de un conjunto más vasto.” Es decir, que cada verso o cada poema, en su máxima expresividad metafórica debe enraizarse en una totalidad que provoque una fuerza en el ritmo, en el sentido y en la secuencia, sin embargo, no se logra en el poema sobre otro poema, a pesar de la extensión y prolongación semántica y sintáctica, se recurre a la segunda forma para lograr técnicamente ese contrapeso innecesario en el significado y la pérdida de su equivalencia ontológica con el mundo, subyace maquillada y acartonada: [2]2) La forma aforística, concentrada y violenta que, ya es(tá) completa; horizonte que circunscribe y que no abre”.
En un bosque de acacias abrevé tus mares interiores, (“en un bosque de acacias” ya se dijo en otras obras, no hay creatividad). Escancié tus cuencas, solo los espejos fueron testigos del incendio de nuestros cuerpos, (existe una pretensión erótica, lo que bulle, es una intención muy sublime, pero débil y etérea), “luego te marchaste con el anochecer” (Muy común en las telenovelas mexicanas, parecido a un culebrón), “dejándome allí, como un barco a la deriva” (Me parece que es un entramado de canciones mexicanas)… “Allí quedaron los objetos apreciados: tu morral de estrellas, el dibujo inconcluso de mi cuerpo (Podría ser, un verso muy acertado), “la canción que nunca cobró vida, el ramo de pinceles que una vez pintaron” (El campo semántico, no logra la combinación con otros campos semasiológicos); “los libros no leídos, tus colores favoritos y tu silueta trepando el océano de mis sábanas” (Vaya un Neruda en Veinte poemas de amor y una canción desesperada). Como una enredadera de recuerdos. Esa noche cargó mi insomnio y dolió la ausente presencia de tus encantos...(Sigue la voz de Neruda).
En esta segunda, contiene al poema de “De la lluvia y otros amores”. Incluso hay una sintaxis erótica que se va permutando en simpleza, en lugar común, en alarde, y se va alternando debajo de los pliegues del texto, ciertos tonos imprecisos, con medido a lo que expresa Bataille (1989):
“El erotismo es uno de los aspectos de la vida interior del hombre. En este punto solemos engañarnos, porque continuamente el hombre busca fuera un objeto del deseo”.(Battaille,1989).Amaya-Armijo, en los versos “En un bosque de acacias” no se aleja de inmediato de algunos flashes bucólicos, porque los poemas no van en un crescendo interior “los espejos fueron testigos del incendio de nuestros cuerpos” para luego tirar la red metafórica de la corporeidad erótica y el anclaje fenomenológico de los amantes, que son los que encontramos en la obra de Pablo Neruda:
Nunca pensé que el silencio fuera tan pesado como el de hoy, se marchó tu guitarra con su canto, ahora solo queda la lluvia multiplicando mis pentagramas. De nada sirvieron las esperas en las infinitas esquinas de la ciudad ni aquel poema escrito en el borde de una playa ni aquella caricia que desbordó tus interiores, pues el viento, tu vendaval, arrastró la esperanza hasta el olvido, como una hoja de papel.
Si observamos en los versos anteriores, los campos semánticos no se diluyen, se desbordan en entelequias, con marasmos verbales. Porque las palabras se pulverizan, no resurgen, se desaparecen, es el efecto del fast food. Una búsqueda literaria que no tiene su punto definitivo en la misma metapoética que intenta segregar en su obra poética, porque la escritura Oscar Amaya Armijo en [Tromba del Abismo](2020) es una escritura plana, repito, bucólica, llorona, y que busca responder muchas interrogaciones del ser, del objeto, ante la declosión del mundo, y gravita fuera del poema mismo, se sostiene en una espera, porque la brevedad en extensión , considerada fragmento, logra escabullirse, como toda poética esnobista que a través de su fugacidad entrama lo falso, lo superficial. Como lo expresa Marín (2009):
De ahí que la escritura fragmentaria sea una escritura de repetición y variación complejas. Arte de la fuga, y juego de paradoja, es una escritura de lo neutro en tanto es una aproximación concéntrica a la ausencia de tiempo desde la espera interminable e impostergable.
Basado en lo anterior, la poesía Oscar Amaya Armijo en [Tromba del Abismo](2020) exaspera como un rayo de luz filtrándose en las hendiduras del alma, y la movilidad metafísica se yergue, donde la existencia, la muerte y la eternidad se juegan el desecho del mundo de las cosas, para aparentar el optimismo de Paulo Coelho, o de las teorías de Dale Carnegie, o reflejar lo positivo y negativo, teniendo como fin último, la poesía misma según lo plantea el poeta entre el amor a la patria, la naturaleza y la existencia, que son temas superiores, y que el poeta, si es que se le puede llamar poeta, trata con repetición, desgaste, cansancio:
Lo palpamos en el poema “UNA GUITARRISTA EN LA BALADA
donde además de los todos los poemas como piezas mal estructuradas que se mueven en el mismo punto, desdinamizan sus sentidos, sus isotopías y campos semánticos, creando una línea bucólica aunada al silogismo, para entrever la audacia entre lo connotativo (auditivo/visual/táctil) de la imagen poética mal asomada al acierto literario, donde el acto del interrogar en “sí” en un [Dassein”], del que nos indica Heidegger. El ser busca seguir el acto potencia del [estar], entre dos circunvalaciones [el adentro] y el [afuera], de ahí que no encontremos simetría en el poema o en los poemas, también la forclusión [ del ethos y el thanatos], [ el fragmento y el todo], se orienta más a las cosas naturales, es un poeta de estampas locales, le encanta percibir el medioambiente, este dualismo, concibe la idea de ser la misma cosa para [sí] el poeta se ampara en la dicotomía de filosofar a través del poema o de poetizar a través de figuras de permanente y falsa tesitura musical, no es arpegio, ni es polifónica , tampoco barroco, poco expresionista, esta tendencia, solo se logra con la retórica de Quintiliano, que nos propone figuras plásticas como la ironía, la metáfora , la paradoja (pensamiento), muy acertada y la parataxis, en muchas veces acompañado de figuras de significados como metonimias mal usadas, que acaparan la atención del lector novato, en el sentido, el poeta, prefiere la connotación de un lenguaje que se desvía hacia la ambigüedad, muy intercalada y sosegada en el ripio, creando un alambicamiento inoportuno que le resta valor estético.
En el poema “ROCK PARA UNA SIRENA” es un poema que nos recuerda intertextualmente a un poema de Juan Ramón Molina. No obstante, primero debemos visualizar que el poema , dudamos que sea un homenaje al poeta Juan Ramón Molina, considerando que el poeta Molina no publicó en vida su obra, segundo, Amaya Armijo, construye el poema con el verso libre, deliberando formalmente algunos lexemas o sememas empleados en el poema “Pesca de Sirenas” de Molina. Pues se trata de una intertextualidad ilegítima, considerada como rasgo esencial e intencional del poeta Amaya-Armijo, como una manera de actualizar y sincronizar el poema con la posmodernidad, en pocas palabras, pastiche. Amaya acude a la segundidad de Pierce:
La segundidad es el modo de ser que es en relación a otra cosa. Esta es la categoría que incluye lo individual, la experiencia, el hecho, la existencia y la acción-reacción. La segundidad opera dentro de un tiempo discontinuo, donde un determinado evento se produjo en un momento determinado antes de otro evento que fue su consecuencia.
Aunque los acontecimientos que subyacen en el poema de Molina, encontremos levedad, serenidad, existe, exteriormente, en la construcción estética una reacción posterior, en el caso que nos ocupa, Oscar Amaya-Armijo se supedita a la reescritura amanerada, copiada, imitada, aunque las graduaciones superfluas del erotismo se convierten en más visuales en Amaya, pero que no dejar de transcribir el pensamiento del poeta Molina.
Esto implica, que el Poema de Molina Pesca de Sirenas con respecto al poema de Amaya Armijo, resulta de una operación de reescritura ilegitima que lo hace desde el nivel de conciencia estética indebida,
“Que yaces pensativos del mar junto a la orilla
Propicio es el momento porque la vieja luna”(Molina).
El semema “luna” y “mar” aparecen en ambos enunciados. Que nos proporcionan primero, que se trata de una intertextualidad ilegitima que hace alusión directa al poeta Molina. Aunque, también, percibimos que Amaya Armijo alardea superar el poema de Molina en muchos elementos compositivos. Primero, Molina emplea el verso en rima como lo expresa Zilberberg “la recursividad de las estructuras que permite comprender que lo extenso es la imagen de lo local, en el cual, como acabamos de ver, el juego del «impulso» y de la «recaída» es a la vez localizado y deslocalizado; (ii) la prevalencia de la dimensión de la intensidad, unas veces en virtud del tempo, otras en virtud de la tonicidad, es pertinente también en otras prácticas además de en aquellas que hemos considerado hasta ahora.” La voz del poema, o la voz que se entreteje en el fondo del poema, hace una elocución de llamar a los marinos a contemplar a la sirena. Aunque no debe perder la perspectiva que la mirada que fluye en el poema de Molina ya lo hemos sintonizado “Fueron los escritores posteriores quienes dieron una descripción física más detallada y, tanto para Apolodoro como para Ovidio, tenían cabeza de mujer y cuerpo de pájaro”. Aunque existe una metamorfosis de la figura de la sirena a través de la literatura Universal. Por ello, Amaya Armijo acude al mismo paradigma, eje de selección, en cambio, no construye el poema con el mismo modelo de Molina. Amaya Acude la estructura del verso libre, y Molina, lógicamente, en una estructura de rima, aunque nos refleja los arquetipos de Jung. La figura de la Sirena, es universal, es válida la presencia textual. “Tendida estás allí con mar y luna, mitad sirena, mitad guitarra”,(Amaya Armijo). En el concepto de algunos autores:
Eran, pues, criaturas aéreas dotadas de una voz armoniosa, atributo de tantos pájaros. Estos autores también explican la filiación de las sirenas: para ellos, eran hijas de una musa y de Aqueloo, río de Etolia, lo que justifica el lazo estrecho que siempre han mantenido con el elemento acuático, y permite comprender su metamorfosis más conocida.
En efecto, (…)la criatura que conocemos actualmente es la sirena con cola de pez que, desde hace siglos, forma parte de nuestro mundo imaginario.
La metamorfosis de la Sirena, tanto en el mundo Nórdico, o en el mundo Griego, se separan por muchas formas a través de leyenda, o de viajes de marinos. “(…) Se supone que, en un principio, estos seres híbridos, acuáticos y ya no aéreos, pertenecían a otra tradición, más nórdica, quizás llegada de Irlanda con los monjes evangelizadores al principio de la Edad Media”. Por eso, de alguna manera el significado que se ha perpetuado es que la Sirena signifique “amor, seducción, muerte, ilusión”. Sin dejar el escalpelo de ser una figura femenina que ha estado impregnada en la literatura por largo tiempo. “(…) En El laberinto de las sirenas (1946), por ejemplo, Pío Baroja se refiere claramente a la mitología griega y sitúa su novela en las costas del mar Tirreno, las que recorrió Ulises en su largo periplo: “Aquí están las islas de Eolo y de las Sirenas; allá, Escila y Caribdis; cerca, el país de los cíclopes”.
Al final, la relación textual, entre los dos poetas, implican una variedad de intenciones, acaparar la idea de Molina, es un acto ilegítimo, o de juego mal hecho estéticamente, la primera el homenaje que hace Amaya Armijo al poeta Molina. Segundo, los acontecimientos de ambos poemas operan o suceden de diferentes maneras.
Molina, inicia con el (V) “Péscame”, se dirige a alguien, hay un sujeto (Tácito). A.A., empieza “(v)Tendida, estás allí(deixis) con mar y luna. Es decir, Molina, habla primero a un sujeto, antes de que aparezca en la enunciación la “Sirena”. A.A., directamente, desplaza la imagen de la sirena. Incluso, vemos algo novedoso cuando, imaginariamente, la parte en dos “mitad sirena/mitad guitarra”. Este verso luce novedoso, por lo que hay una recreación muy ambivalente y válida, pero siempre plagiaria. También, Amaya Armijo con el verso “bordas melodías en la arena”. Molina, en la segunda estructura, determina la acción del sujeto (Tácito) “pensativo”. Todavía no se acerca a mencionar a la sirena. Amaya, en esa segunda estructura, ejemplifica de inmediato la acción de la sirena “bordas melodías en la arena”. Hay lentitud textual en Molina, hay movimiento hacia adelante en Amaya-Armijo, como lo recalca Zilberberg “El surgimiento del evento le descubre al sujeto su “carencia de proporción”, su déficit definitivo; sin contemplaciones de ningún tipo, hace conocer al sujeto la limitación que desconoce y que, no obstante, lo constituye. Bajo estas premisas, el modo de existencia es más bien subjetal.” En cambio, En Amaya-Armijo: “b)el plenilunio te vuelve fantasma, canción que hechiza, espuma de erótico roce;(A.A.), logra una metamorfosis en la sirena “Fantasma, canción, espuma”. En otro sentido, Molina, destaca el ambiente físico que rodea a la sirena. Contrario a A.A, logra esos cambios en el arco del personaje de inmediato, eso es un plus en la creación del poeta Amaya, ya que no se trataría de copiar, sino de sugerir, o de reescribir, o de ampliar otra versión o como le llamamos en el cine “remake”. Lo que vendría a superar en estilo y en forma al poeta Molina. Porque todavía entre la tercera y cuarta estructura, Molina sigue evocando al sujeto (tácito) :
“d) Penetra al mar entonces y escoge la más bella
Con tu red envolviéndola, no escuches su querella (M)”
La sirena se encuentra en el mar, y el sujeto a la orilla, contrario, A.A., ubica en la espacialidad y en el tempo, a la sirena en la orilla, y va haciendo intromisiones interiores en la sirena, es introspectivo, Molina es más exteriorista. “d)nadie danza tu solitario canto, tu gemido de anhelo reprimido;(A.A)”. El semema “solitario, gemido, y reprimido”. No obstante, Molina, de un salto, construyó la comparación entre la sirena y la mujer. Amaya-Armijo, apenas, asoma los indicios, “Espectro de la sal” (A.A.) y en Molina “El sol”. A.A., ubica el tempo del poema en el plenilunio y Molina en la mañana. Se asemejan en el nivel semántico, con las diferenciaciones oportunas, “entre mis brazos loca”. La acción de poseerla, existe en el deseo del poeta, aunque se materializa en el nivel subjetivo y fenomenológico el acto copulador a través de una metaforización intercalada por una descripción corporal en primera persona de nivel lírico. Por otro lado, Amaya Armijo, “(f) Eres la Sirena de aleve llanto, la silueta que el mar le robo sus encantos, la ensoñación que nunca devoró hombres.(A.A.)”. Aunque Molina, emplee “aleve” “canto” “sirena” “luna” “cola tornasol”.
Que se repiten en el texto poético de Amaya Armijo por la intencionalidad de generar una nueva forma o una nueva mirada poética sobre la sirena. Incluso, se podrían repetir dichos semantemas, en el acontecer, en el afondo, en las formas, adquiere otro matiz, aun en la culminación del poema, se enmarca la tragedia de la sirena “Eres la Sirena de aleve llanto, la silueta que el mar le robo sus encantos, la ensoñación que nunca devoró hombres”. En conclusión, la mirada de Amaya Armijo, incursiona en un erotismo explorado en la psiquis de la Sirena, hasta contemplar la soledad. En el de Molina, es contrario, ya para terminar, aparece, la sirena en el acto sexual. Porque Amaya Armijo, expresa “la silueta que el mar le robo sus encantos, la ensoñación que nunca devoró hombres”. Culpabiliza al mar de la perdida de sus encantos, consideramos, que si Molina la compara a una mujer, Amaya Armijo, la convierte de sirena a mujer, en soledad, sin el acceso carnal. Acciones de metamorfosis contrarias. Molina, quizás encontramos un proceso de espejismo, de estado de insolación, o de problemas ópticos en que hayan alterado la psiquis del poeta Molina para el acto de creatio. Amaya Armijo, acudió a las fuentes históricas, a las literarias, incluso, al mismo poema de Molina para llevarlo a otros niveles estéticos sobresalientes y coherentes con la época del siglo XXI, pero, no obstante, no deja de ser intertextualidad ilegítima, en otros términos, plagio artístico y pastiche, que a las alturas biológicas y psicológicas de un escritor como Amaya Armijo, es un acto infantil, porque pudo buscar sus propios vertederos de creación.
Culminamos “Actualmente, no se concibe la sirena con cuerpo de pájaro y, en la mayoría de las representaciones iconográficas, las que tratan de atraer a Ulises y a sus compañeros tienen cola de pez y viven en el agua, y ya no en un prado de la costa. Es decir que de criaturas aéreas se han transformado en criaturas acuáticas a pesar de que sus características antiguas ―canto, atracción, belleza― sigan vigentes”.


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